miércoles, 31 de octubre de 2018

Satanás, de Mario Mendoza

Satanás, de Mario Mendoza

Satanás, publicada en el año 2002, es la cuarta y más famosa obra del escritor bogotano Mario Mendoza. Ganadora del Premio Biblioteca Breve de la editorial Seix Barral, galardón obtenido por Mario Vargas Llosa  por la Ciudad y los perros (1962), Carlos Fuentes por Cambio de piel (1967), Guillermo Cabrera Infante, José Donoso, entre otros. Contada a través de un narrador omnisciente y de forma lineal, la novela nos narra la historia de María, joven hermosa y de bajos recursos, Andrés pintor con un extraño y tenebroso talento, Ernesto un sacerdote que perdió la fe, y Campo Elías Delgado, ex combatiente de la guerra de Vietnam, un hombre torturado espiritualmente y asqueado de la sociedad en la que vive. 
Estructurada en 10 capítulos a través de los cuales se entrelazan estas cuatro historias que  en un principio parecen cada una independientes de sí misma, pero que al llegar al clímax de la novela todas se convergen en un final trágico, sombrío, despiadado. Cada personaje, como diría Baudelaire, avanza un paso más hacia el infierno-, de hecho esta frase es uno de los tres epígrafes que aparecen al principio del libro. Viven inmersos en una oscuridad,  en una constante lucha consigo mismos, con la culpa que sienten y que los corroe cada vez más. María, como tantos colombianos es víctima de la violencia política cuando es niña, y de la violencia machista cuando es adulta. Andrés, atormentado por fuerzas terroríficas, vive la agonía de perder a la mujer amada. El padre Ernesto, que vive un conflicto interior muy salvaje. No es solo el demonio que se le presenta en una niña posesa el que tiene que luchar, también están sus demonios interiores. La soledad, la lujuria, el deseo, la pasión, el amor hacia una mujer. Ellos tres logran expiar sus culpas, sus pecados, pero lastimosamente el destino les juega una mala pasada.
Campo Elías Delgado, víctima de sus fantasmas, de ese Mr. Hyde que vive en él y que luego se desatará sin piedad, es el personaje más profundo de la novela. En el capítulo V titulado Diario de un futuro asesino, nos damos cuenta de su personalidad. De su animadversión hacia la sociedad, de la mala relación con sus vecinos, con su madre, con las mujeres. Campo Elías se encuentra  en una guerra incesante con el mundo, con la sociedad que lo rechaza, que lo aisla, que lo juzga, una sociedad que no entiende que existen seres diferentes, que ven la vida de una forma distinta. Campo Elías Delgado no es un loco que se levanta un día y decide cometer actos atroces. No. Campo Elías Delgado es una bomba de tiempo que espera, se llena de odio, desciende a los infiernos y estalla con una oleada de muerte y destrucción.
Es una interesante y buena novela. Con una prosa simple-,los académicos y críticos literarios lo atacan con severidad por este elemento-, pero ágil, rápida, llena de puntos seguidos y comas, Mendoza ahonda en las cloacas del alma humana. Personajes doloridos, heridos, marginados, los cuales caen en la desgraciada, el horror, la violencia, el desdén, de una sociedad que cada día se cae a pedazos. Tiene tintes de horror, de hechos paranormales como el extraño don de Andrés o la posesión demoníaca de una niña, los cuales dan en el blanco porque la idea de la obra es transmitir hechos o realidades perversas. De hecho, si uno examina con detenimiento los nombres de los capítulos van en esa línea, es decir, denotan presencias malignas, malvadas, dentro de cada ser. Como dice Borges en el cuento Tlön, Uqbar, Orbis Tertius: "Cada hombre es dos hombres". 
Ambientada en ese amor que no deja Mario Mendoza, a pesar de viajar constantemente, que es Bogotá nos lleva a conocer las profundidades de América Latina. El libro está basado en la masacre de pozzetto ocurrida en el año 1896. Esta novela, sin duda alguna, es un referente de la literatura colombiana de los últimos 15 o 20 años. 

Dato: Fue adaptada al cine en el año 2007 por el director caleño Andi Baiz y protagonizada por el actor mexicano Damián Alcázar. Ganó el premio a mejor película y a mejor actor en el festival de cine de Montecarlo. 







domingo, 28 de octubre de 2018

Alfred Hitchcock, el maestro del suspenso


Hitchcock, el maestro del suspenso
Jorge Luis Borges dijo una vez: “La literatura actual es inconcebible sin Whitman y sin Poe”. Y es que su gran talento narrativo se denota en cuentos como El gato negro, Los crímenes de la calle Morgue, El corazón delator, La caída de la casa Usher, La máscara de la muerte roja, El barril amontillado, La verdad sobre el caso del señor Valdemar, Ligela, El retrato oval, Berenice, entre otros. Pero, Poe no solo ejerció enorme influencia en el arte literario, también lo hizo en el arte cinematográfico. Uno de los influenciados en el cine es, sin duda alguna, Alfred Hitchcock que tomó la atmósfera de tensión, miedo, terror de los relatos de Poe. Elementos adaptados de manera magistral por el director británico, por lo cual es llamado el maestro del suspenso.
Rasgos característicos en el cine de Hitchcock son los siguientes: suspenso, la utilización  de la cámara para imitar la mirada de una persona, encuadres que provocan terror, miedo, tensión, actrices rubias, cameos, asesinatos, protagonistas fugitivos, violencia,  y el uso del MacGuffin. Este último término es explicado por el director británico en el libro de El cine según Hitchcock, de François Truffaut:
La palabra procede del music-hall. Van dos hombres en un tren y uno de ellos le dice al otro “¿Qué es ese paquete que hay en el maletero que tiene sobre su cabeza?”. El otro contesta: “Ah, eso es un MacGuffin”. El primero insiste: “¿Qué es un McGuffin?”, y su compañero de viaje le responde: “Un MacGuffin es un aparato para cazar leones en Escocia”. “Pero si en Escocia no hay leones”, le espeta el primer hombre. “Entonces eso de ahí no es un MacGuffin”, le responde el otro. (Pág.115)
En la película Crimen perfecto (1954), se puede observar una de las características enmarcadas en el cine de Hitchcock, los giros argumentales que van ligados a la diferencia entre suspenso y sorpresa. Esto es explicado por Hitchcock se la siguiente manera:
Nosotros estamos hablando, acaso hay una bomba debajo de esta mesa y nuestra conversación es muy anodina, no sucede algo especial y de repente: bum, explosión. El público queda sorprendido, pero antes de estarlo se le ha mostrado una escena completamente anodina, desprovista de interés. Examinemos ahora el suspenso. La bomba está debajo de la mesa y el público lo sabe. El público sabe que la bomba estallará a la una y sabe que es la una menos cuarto (hay un reloj en el decorado): la misma conversación anodina se vuelve de repente muy interesante porque el público participa en la escena. Tiene ganas de decir a los personajes que están en la pantalla: “No deberías contar cosas tan banales; hay una bomba debajo de la mesa y pronto va a estallar”. (Pág. 24, El cine según Hitchcock)
Y es que al momento que el personaje de Margot Wendice (Grace Kelly), sale de su habitación y contesta el teléfono los espectadores saben que el asesino está detrás de ella esperando el momento adecuado para atacar, lo cual hace crecer la tensión. Entonces pasa lo inesperado, lo magistral, lo soberbio la asesinada no es ella, es él. Cambia la trama. Cambia la situación, y por su puesto cambia el final. Un final hitchcokiano donde el villano recibe su merecido.
La ventana indiscreta (1954), protagonizada por James Stewart y Grace Kelly, basada en el cuento It Had to Be Murder,-traducido al español como “Tenía que ser un asesinato”- de Cornell Woolrich. En esta película Hitchcock hace gala de la técnica del espectador como vouyerista, es decir, utilizar la cámara para imitar la mirada de una persona, desde planos subjetivos donde el espectador ve las acciones desde el punto de vista del personaje. El protagonista es Jefferies, un fotógrafo que a través de su perspectiva nos cuenta las diferentes historias de un grupo de personas de una zona residencial. El suspenso empieza desde el momento en que Thorwald vecino asesina a su mujer y llega a su punto clímax, cuando el homicida se ve descubierto por su vecino e inmediatamente va a su apartamento. Esos instantes cuando se escuchan los pasos de Thorwald, abre la puerta y queda parado en medio de la oscuridad frente al protagonista son de pura tensión.
Otro elemento presente en las películas de Hitchcock es la sexualidad, de forma implícita. Tema que puede ser reflejo de las obsesiones sexuales del director británico. Su fetichismo hacia sus protagonistas rubias Grace Kelly, Tippi Hedren, Janet Leigh, Eva Marie Saint, Kim Novak, entre otras, ha sido objeto de polémicas. Koster denota: “Si hay un enigma en las películas de Hitchcock, es el gran enigma que provoca el sexo femenino”. Justamente Kim Novak actúa junto a James Stewart en Vértigo (1958), película que mezcla suspenso, misterio y romance. Film impregnado de erotismo como lo plantea Truffaut:
Todo ese aspecto erótico del film es apasionante. Pienso en otra escena hacia el principio, después de que James Stewart repesca a Kim Novak, que se había arrojado al agua. La volvemos a ver en casa de James Stewart, acostada desnuda en la cama. Entonces, ella se despierta y eso nos demuestra que él la ha desnudado, que la ha visto desnuda, y sin que en el diálogo se haga referencia alguna a ello. El resto de la escena es extraordinario, cuando Kim Novak se pasea con la bata de Stewart, cuando se ven sus pies desnudos deslizarse por la alfombra y cuando James Stewart pasa una y otra vez por detrás de ella... Hay en Vértigo cierta lentitud, un ritmo contemplativo, que no se encuentra en sus otros films, a menudo construidos sobre la rapidez, la fulguración. (Pág. 212, El cine según Hichcock)
Obra maestra, sin duda alguna, porque retrata de forma magistral desde un ritmo pausado, una narración fantástica la obsesión enfermiza de un hombre que puede ser el espejo del mismo Hitchcock y todas sus preocupaciones. El final es de antología, Madeleine Elster (Kim Novak) vuelve de entre los muertos para morir. Una ironía monumental. Quizá el hecho de que el detective John Ferguson (James Stewart) en ese final logre curarse del vértigo, es una forma de catarsis para el director británico y todas sus obsesiones.  Basada en la novela Sueurs froides: d'entre les morts (Sudores fríos: de entre los muertos) escrita por Pierre Boileau y Thomas Narcejac. Al principio no fue bien recibida, pero el tiempo le dio aclamación que merecía.
Si Alfred Hitchcock no hubiera hecho Vértigo, Con la muerte en los talones (1959) habría sido su mejor film porque en sí la película es suspenso puro. Protagonizada por un mito del séptimo arte Cary Grant, es un  ejemplo diáfano de MacGuffin tema que se tocó al principio del ensayo. El hecho de que el personaje, Roger Thornhill, sea confundido por un espía es una situación sin ninguna trascendencia porque lo que se quiere contar es la manera cómo el personaje principal enfrenta hechos de vida y muerte. En ese sentido, Hitchcock dice lo siguiente:
Mi mejor MacGuffin-, y por mejor, quiero decir el más vacío, el más inexistente, el más irrisorio- es el de North by Northwest (Con la muerte en los talones). En un film de espionaje y la única pregunta que se hace el guión es la siguiente: “¿Qué buscan estos espías?” Ahora bien, en la escena que tiene lugar en el campo de aviación de Chicago, el hombre del Servicio de Inteligencia Central se lo explica todo a Cary Grant, que entonces le pregunta hablando al personaje de James Mason: “¿Qué hace?” Y el otro contesta: “Digamos que es un tipo que se dedica a importaciones y exportaciones. –Pero ¿qué vende? - ¡Oh!... precisamente secretos de gobierno”. Ya ve que en este caso redujimos el MacGuffin a su expresión más pura: nada. (Pág. 118. El cine según Hitchcock)
Escena maravillosa la de Thornhill perseguido por la avioneta en los sembrados. De esas escenas memorables que quedan en la memoria de cualquier cinéfilo como: Charles Foster Kane pronunciando “Rosebud” en su lecho de muerte en el Ciudadano Kane, Vito Corleone acariciando al gato o la cabeza de caballo en El padrino, los primates contemplando el electrolito de 2001: Una odisea en el espacio, la estatura de la libertad destruida en El planeta de los simios, el “yo soy tu padre” de Star Wars Episodio V: El imperio contraataca, E.T. haciendo volar a Elliott y sus amigos en E.T. El extraterreste, entre otras.
La mejor película de Hitchcock es Vértigo, pero la más conocida es Psicosis (1960), basada en la novela de Rober Bloch (Psycho, 1959) y protagonizada por Anthony Perkins, Vera Miles, John Gavin, Jane Leigh, entre otros, narra el perturbado trastorno psicológico de Norman Bathes conocido como personalidades múltiples y como eso lo lleva a cometer el asesinato de Marion Crane. Filme que hace recordar la novela de Robert Louis Stevenson El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886) por aquello de la dualidad en el ser humano. Como diría Pascal: “El hombre es un gusano y es un héroe; el hombre es una porquería y es una hermosura; el hombre es un ser trágicamente dual; es la suma de las imperfecciones y de las perfecciones”. Volviendo a Psicosis, mezcla el terror y el suspenso, con elementos característicos hitchcockianos como la violencia, el asesinato, la sexualidad, el villano no saliéndose con la suya, tomas de primer plano, el MacGuffin en lo del robo del dinero, suceso no relevante en la trama. Icónica también la escena del homicidio del baño. Considerada precursora del género slasher, películas donde aparecen psicópatas matando gente como Cara de cuero de La masacre de Texas, Michael Myers de Halloween, Jason en Viernes trece, Freddy Krueger en Pesadilla en Elm Street, etc. Lo cual denota la enorme influencia de Psicosis. Obra maestra, sin dudarlo.
Otra película que mezcla el suspenso con el terror es Los pájaros (1963), la cual relata el ataque sin aparente causa de todos los pájaros a los habitantes de una pequeña ciudad en la bahía de San Francisco. Las aves, atacan en bandadas y van propiciando el caos, miedo, horror a las personas del pueblo. Incluso llegan a asesinar a varios residentes del lugar como la profesora de la escuela Annie. Protagonizada por Tippi Hedren y Rod Taylor, en este film se evidencia como algo común como las aves infunden pánico, y como la trama se va desenvolviendo en esa atmósfera de tensión esperando el ataque siniestro de estos animales. La incertidumbre de no saber por qué los pájaros atacan deliberadamente es un acierto. Le da un toque más terrorífico a la película porque si se sabe la causa de ese comportamiento, los personajes hacen algo para detener esa situación. Pero al no saber el motivo, lo único que queda es huir. Cinta que hace recordar Tiburón (1975), de Steven Spielberg.
En conclusión, Alfred Hitchcock es uno de los mejores directores en la historia del cine porque innovó en el género del suspenso. Lo llevó a niveles muy altos, a partir de elementos como el miedo, terror, tensión, técnicas cinematográficas que lo llevó a ganarse un prestigio dentro de la industria cinematrográfica. Dejó obras maestras como Vértigo, Psicosis, Con la muerte en los talones, La ventana indiscreta, Los pájaros, Crimen Perfecto, entre otras. Porque en el presente ensayo sólo se abordó una minúscula parte de la extensa filmografía de Hitchcock que cuenta con 53 largometrajes. Ha influenciado a directores de la talla de Truffaut, Polanski, Carpenter, Scorsese, Spielberg, y Brian De Palma. En la literatura al hablar del maestro del terror se hace referencia a Edgar Allan Poe, en el cine el maestro del suspenso es Alfred Hitchcock.